En el espacio de intimidad con Lidia el tiempo se congela, todo el que hay en el mundo exterior deja de ser importante. Para mí su acompañamiento significa la liberación del juicio que pongo sobre mí misma en todo lo que hago y lo que digo. No solo me ha ayudado a entender y perdonar; también he aprendido a escuchar mejor a los otros solo observando su manera tan pura de escucharme. En cada uno de los viajes que hemos hecho a través de mis emociones, Lidia ha conseguido emocionarme y transmitirme la esperanza y la paz de que todo irá bien.

La terapia con la Lidia me esta sirviendo por muchas cosas, pero destacaría que poco a poco empiezo a darme espacio a mí y a mis sentimientos y emociones, a entender que está bien estar mal a veces y que esto es necesario para curar y continuar hacia delante.

Me ha ayudado increíblemente a poder conectar con partes de mí mismo que tenía olvidadas, a perdonarme, a entenderme y a aceptarme tal y como soy. Gracias a ella y a su trabajo he podido ver en muchas ocasiones que puedo seguir adelante, que no todo se ha acabado y que merece la pena continuar andando.

Justo después de diagnosticarme infertilidad me puse en contacto con la Lidia. Era un luto muy grande para mí y cada vez que iba a terapia muchas creencias limitantes iban marchando, dejaba de exigirme y culparme de la forma en que lo hacía o simplemente otras veces había un "click" dentro mío. Todo empezaba a ponerse en el lugar donde tenía que estar realmente. Empezaba un largo camino de autoconocimiento pero acompañada de una forma delicada y amorosa, respetando cada momento de mi vida.